viernes, 13 de junio de 2014

Apophis

Mi principal preocupación cuando escribo una novela es contar con una documentación exhaustiva acerca del tema que quiero tratar. En El Secreto de los Cristales tenía claro el argumento de salida y la importancia de usar cuatro lugares estratégicos en la geografía terrestre para centrar los puntos de energía.
¿Y para qué necesitaba esa energía? Para luchar contra una amenaza muy real que se cernía contra nosotros. El veintinueve de diciembre de 2004 los científicos de la NASA alertaron sobre la peligrosidad del asteroide llamado 99942 Apophis.
Los primeros cálculos le situaban cerca de la Tierra en abril de 2029, con una alta probabilidad de colisión. Tras un acercamiento en enero de 2013 calcularon que el asteroide pasaría a treinta y seis mil quilómetros de la superficie terrestre. Corren peligro los satélites  geoestacionarios porque están más alejados de esa distancia.
Y el trece de abril de 2036, fecha que elegí para la escritura de la novela, volverá a pasar cerca de nosotros. De momento los científicos no tienen claro cuál será su órbita, depende de muchísimos factores. Sabemos que Apophis tiene un diámetro de trescientos veinticinco quilómetros y un albedo (media de reflectividad) del 0,23, lo que nos explica que el 77% de la luz solar que recibe es absorbida por el asteroide y le aporta calor.
Estos datos son realmente estremecedores, una colisión de este pedrusco contra la Tierra significaría la devastación absoluta del mundo conocido. Equivaldría al efecto causado por veinte mil bombas atómicas. El planeta no desaparecería, pero una gran extensión de terreno cercano al lugar de la zona de impacto quedaría arrasada. Los científicos coinciden en pronosticar que si Apophis cayera su posible destino sería el océano, creando un cráter de inmensas dimensiones y un tsunami demoledor.
Las peores consecuencias serían sobre el clima, ya que la atmósfera se llenaría de partículas y obstruiría la llegada del sol. Ya en la era de los dinosaurios se cree que pasó algo parecido, destruyendo la forma de vida dominante en el planeta.